
De la huella de carbono al scroll consciente
Autoría: Jazmín Jiménez Bedolla
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En mi travesía como facilitadora de las áreas competenciales de la formación en Competencias para la Cultura Digital (COCUDI) dentro de mi universidad, veo con mucha admiración, respeto y reconocimiento a cada una de las personas docentes que con mucho entusiasmo se preocupan y se ocupan de las necesidades, limitaciones y áreas de oportunidad que tienen en su labor educativa.
Uno de los temas que surge con mayor frecuencia en nuestras sesiones de formación es la toma de conciencia sobre el impacto ambiental y las malas prácticas digitales. Muchos docentes no habían considerado estos aspectos hasta que se sumergen en esta capacitación, lo que los lleva a cuestionar y replantear su relación con la tecnología. Este despertar nos enfrenta a un dilema fundamental en la educación moderna: ¿cómo reconciliamos el poder transformador de la tecnología con su creciente huella de carbono y el impacto que nuestras prácticas digitales tienen tanto en el planeta como en el bienestar de nuestro estudiantado?
Desde la energía que consumen nuestros dispositivos hasta la infraestructura masiva que sostiene el internet, la educación digital, aunque aparentemente intangible, tiene un costo ambiental significativo. A esta "huella de carbono" se suma la creciente preocupación por los efectos de la sobrecarga informativa y el uso no intencional de la tecnología en el aprendizaje y la salud mental del alumnado, lo que podríamos denominar la necesidad de un "scroll consciente".
En esta trama, surge una pregunta fundamental: ¿Puede el minimalismo digital, una filosofía que promueve el uso intencional y consciente de la tecnología, ser una estrategia clave para impulsar una educación verdaderamente sostenible y, al mismo tiempo, mejorar el bienestar y el aprendizaje de nuestro alumnado? Considero que es posible y hay esperanza, acompáñame para compartirte los siguientes aspectos:
El costo oculto de la educación digital: la huella de carbono
Sabemos sin lugar a dudas que todo lo que consumimos conlleva un impacto ambiental significativo; la producción, el uso y el desecho de dispositivos electrónicos, junto con la energía requerida para mantener la infraestructura de internet y los centros de datos, contribuyen a una considerable huella de carbono. Cada correo electrónico enviado, cada video reproducido y cada hora de aprendizaje en línea suma al consumo energético global (Fundación Telefónica, 2022) (1). Esta realidad exige una reflexión profunda sobre la sostenibilidad de nuestras prácticas pedagógicas digitales.
Más allá del impacto ambiental, la omnipresencia de la tecnología en la educación puede generar una sobrecarga digital perjudicial para el bienestar de las/os estudiantes. La constante exposición a pantallas, la proliferación de notificaciones y la cultura del "scroll" sin fin pueden afectar la capacidad de concentración, fomentar la ansiedad y el estrés, e incluso impactar negativamente el desarrollo de habilidades sociales (Unicef España, 2019) (2).
Un puente para la educación sostenible y el bienestar estudiantil
El minimalismo digital aplicado al contexto educativo, se erige como un puente fundamental entre la necesidad de sostenibilidad ambiental y el bienestar de los estudiantes. Esta filosofía promueve un uso intencional y consciente de la tecnología, priorizando aquellas herramientas y plataformas que genuinamente enriquecen el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al adoptar un enfoque minimalista, se busca reducir la dependencia de recursos digitales innecesarios, disminuyendo así la huella de carbono asociada a la educación. Esto implica reflexionar críticamente sobre la cantidad y el tipo de tecnología que se utiliza en el aula y fuera de ella, optando por la calidad sobre la cantidad (Newport, 2021).
La implementación del minimalismo digital en la educación puede manifestarse de diversas maneras: desde la promoción de actividades de aprendizaje "desconectadas" hasta el establecimiento de límites claros para el uso de dispositivos en el aula y en casa. También implica la enseñanza de estrategias para gestionar las notificaciones y cultivar la atención plena en entornos digitales. Al adoptar estos principios, las instituciones educativas y los/as educadoras pueden liderar el camino hacia un futuro donde la tecnología sirva como un facilitador consciente de la sostenibilidad y el florecimiento de los/as estudiantes.
La tarea no es nada fácil, pues requiere de un cambio de chip en las prácticas académicas, en lo preestablecido por lo “tradicional”; sin embargo, el minimalismo digital emerge como una estrategia con el potencial de influir positivamente tanto en la sostenibilidad ambiental de la educación como en el bienestar del estudiantado. Fomentar un uso intencional y reflexivo de la tecnología no solo puede reducir nuestra huella de carbono digital, sino también cultivar un entorno de aprendizaje más enfocado y saludable en nuestra #CiudadDigital.
1. https://publiadmin.fundaciontelefonica.com/media/publicaciones/760/Sociedad_Digital_en_Espa%C3%B1a_2022.pdf
2. https://www.unicef.es/educa/blog/derechos-infancia-entorno-digital
Referencias
Fundación Telefónica & Taurus. (2022). Sociedad Digital en España 2022.
Newport, Cal (2021) “Minimalismo Digital: En defensa de la atención en un mundo ruidoso”. Barcelona, España: Paidós
UNICEF España. (2023, 24 de abril). Derechos de la infancia en el entorno digital.