
La importancia de las humanidades en la Educación Media y Superior
Autoría: Leopoldo Díaz Mortera
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Ante la tendencia mundial que relega y condena al olvido a las humanidades y en la que prevalece una tendencia a fortalecer las áreas técnicas, tecnológicas y científicas, el acierto de la propuesta educativa del Marco Curricular que rescata las humanidades y la educación emocional en la educación media superior como parte fundamental de un desarrollo integral ofrece, no sin dificultades, la posibilidad de que la educación ofrezca aprendizajes significativos que sirvan a las personas para la vida y no solo para entrar a la universidad y conseguir trabajo.
Decía Savater, que los terrores de la humanidad en cada época provienen de fantasmas que si bien suelen merecerse no siempre se identifican correctamente, el de nuestra época y en la educación proviene de la hipotética desaparición de las humanidades (1997), pues se privilegia un sistema que desarrolla exclusivamente aprendizajes con base en habilidades y conocimientos técnicos o científicos. La inmediatez y la practicidad se han convertido en un valor de cambio, la mentalidad creada dentro de las sociedades capitalistas, a la que sólo importa lo que tiene uso práctico, inmediato y medible, provoca considerar que en el futuro se eliminen del currículo la filosofía o la literatura, no por inútiles, sino por imprácticas, dañinas y peligrosas, pues provocan que se cuestione todo y no se respete nada (Ibídem).
La tendencia a desaparecer las humanidades del currículo atiende a mantener un orden en el mundo actual, evitar que las personas piensen por sí mismos y sean críticos para evitar que se organicen y participen activamente en la construcción de una sociedad más justa.
Con un optimismo de pronóstico reservado, es difícil pensar que los horrores que ha padecido la humanidad puedan ocurrir en pleno siglo XXI, con sus autos voladores, sus computadoras cuánticas y su inteligencia artificial, a pesar de los avances en materia de Derechos Humanos y de los grandes avances, es posible observar una tendencia radical de ultraderecha que recuerda mucho los regímenes totalitarios del siglo pasado.
La importancia de las humanidades en la Educación Media y Superior
Es en este contexto y considerando las volubles características de nuestros estudiantes, la educación a nivel medio y superior carece en su mayoría de un plan integral que lleve los objetivos, tanto profesionales como humanos, de la teoría a la práctica y no se queden sólo en la planeación o discusión intelectual. La diversidad de intereses y el nivel de compromiso que muestra el estudiantado respecto a la realidad, suelen llevarnos a replantear una y otra vez nuestras definiciones y postulados. No se trata de eliminar las humanidades, o incluirlas sólo por llenar el tiempo escolar, hoy más que nunca el reto es darles un sentido práctico evidente, no porque carezcan de él sino porque ha pasado desapercibido y no logra que las nuevas generaciones contribuyan y participar en la construcción de la realidad, salvo valiosas excepciones.
A veces parece que cuanto más cambian las cosas, más igual permanecen, en el ambiente educativo actual, la sabiduría se disolvió en el conocimiento y el conocimiento está disperso y perdido dentro de la información. Vivimos en la era de la información, los estudiantes no ven el sentido de los aprendizajes académicos debido a que las habilidades que se buscan desarrollar en ellos, por ejemplo, realizar cálculos matemáticos o la comprensión lectora carecen de sentido cuando la IA puede hacerlo por y para ellos.
Los grandes retos contemporáneos como superar la desigualdad económica, buscar la equidad de género, aprovechar los recursos ambientales sin devastarlos, erradicar las violencias, entre otros, requieren que a las nuevas generaciones se provea de herramientas útiles para afrontarlos, no solo desde los conocimientos técnicos o científicos, sino desde los valores humanos. Se necesita voluntad para que aquellos que tiene la posibilidad de cambiar las cosas quieran hacerlo. La educación puede formar líderes que hacen la diferencia y las humanidades son las que posibilitan esa conciencia colectiva y humanitaria para que sean comprometidos y éticos.
En la antigüedad, Sócrates fue condenado a beber la cicuta por corromper a la juventud (Por hacer que pensaran por sí mismos y eligieran con un criterio propio), cuando fue condenado a muerte tuvo la oportunidad de escapar con la ayuda de amigos poderosos que aún conservaba, pero en un ejercicio de congruencia entre los valores que predicaba y su vida, respetó la Ley, no porque ésta fuera correcta, sino porque respetarla era lo correcto y lo correcto se hace siempre. El proyecto de un nuevo modelo educativo y el compromiso personal del docente para adoptarlo no solo en teoría, sino en la práctica, consisten en contribuir a que las y los jóvenes sean los constructores de su propio conocimiento, no son envases que hay que llenar, sino conciencias que hay que encender y desde la antigüedad se sabe que más que imponer nuestras verdades debemos ayudar a las personas a descubrir por sí mismas la verdad.