
“Nos toca escuchar”: reflexiones en torno a la masculinidad
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El patriarcado permea en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo, hay un concepto que lo abraza, lo replica y remarca en forma de conductas y violencias: la masculinidad. Ese deber ser de aquellas personas que se identifican como hombres implica una serie de conductas, creencias y dolencias que difícilmente se tratan o se hablan. Ante este escenario, surge el libro Para que el silencio no nos mate: contranarrativas a la masculinidad hegemónica.
Esta obra llegó a la IBERO Puebla de la mano de una discusión confrontativa e importante en este contexto. Oscar Gallardo Frías, coordinador del Área de Reflexión Universitaria e integrante de la Comisión de Prevención de Violencias de la Universidad, remarcó la urgencia de espacios de reflexión sobre la masculinidad con cifras apabullantes de su lado más severo.
“No hablar de nuestras necesidades, miedos y frustraciones, nos está literalmente matando. El 90% de los asesinados en el mundo son hombres asesinados por otros hombres. El 80% de los suicidios son cometidos por hombres, y nuestra expectativa de vida es, en promedio, 4 años menor que el de la de las mujeres”, expuso el académico.
¿Hay alternativas para esto? Los comentaristas y autores de la obra enmarcaron posibles alternativas y acciones que, si bien no son soluciones definitivas ni impositivas, son parte de los esfuerzos que se han realizado desde estudios del género que, afirman, no solo no son exclusivos de las mujeres o disidencias: es posible aprender de ellos para marcar rutas de acción efectivas y oportunas para construir nuevas sociedades más justas y sanas.

Esaú Rocha Ayala, estudiante de la Licenciatura en Ingeniería de Negocios en la Universidad Jesuita, afirmó que la sola idea de mantenerse en la masculinidad hegemónica es naturalmente contradictoria: “Somos seres interdependientes, […] emocionales, que no podemos ni debemos cargar solos con nuestras angustias, ansiedades y miedos. No es biológico pensarnos como seres individuales, privados, inconscientes del otro, de nuestros cuidados y de nuestro entorno”.
David Valencia Páez, jefe del Laboratorio Audiovisual e integrante de Hombres en Deconstrucción, enmarcó esa individualidad en un estado de silencio, ya que para él “mantenernos en el silencio también es una forma de activar el pensamiento y la reflexión profunda, que idealmente quisiéramos que nos moviera de lugar”. Desde su perspectiva, es necesario ese movimiento para poder salir de los esquemas opresivos de lo masculino.
Así pues, el coordinador de esta obra, Miguel Flores Peralta, afirmó de forma contundente: “No hay una sola forma de ser hombre, hay muchas […]. Y entonces ahí está la dificultad conceptual, porque cuando nosotros pensamos en la masculinidad hegemónica, pareciera que son unos cuantos hombres los que hay que atender y puntualizar, pero en realidad todos, sin exclusión, reproducimos el patriarcado”.
Para que el silencio no nos mate “es una invitación a incomodarnos, a cuestionarnos nuestra forma de ser hombres, nuestra percepción sobre el patriarcado”, explicó Rocha Ayala, que al igual que sus compañeros, busca que más personas se unan a la conversación sobre la construcción de nuevas identidades y formas de vivir la masculinidad.