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Árboles navideños en agosto, disfraces de Noche de Brujas desde julio, roscas de reyes a mitad de septiembre. Cada vez es más notorio que las tiendas comerciales y departamentales comienzan a ofrecer mercancía alusiva a algunas festividades populares meses antes a que sucedan. Lo que hay detrás de este fenómeno no es mera coincidencia.
Así lo afirma el Mtro. Jorge Torres Ríos, académico del Departamento de Negocios de la IBERO Puebla, quien explica que las empresas utilizan el adelanto de temporadas festivas como parte de sus estrategias mercadológicas para responder a las necesidades y deseos de los consumidores.
De acuerdo con el especialista, colocar productos navideños o de Noche de Brujas meses antes de las celebraciones obedece a una lógica de mercado que busca ampliar el ciclo de compra. Esto permite que las personas distribuyan sus gastos a lo largo de varios meses, en lugar de concentrarlos en un solo periodo.

Asimismo, las marcas aprovechan las promociones escalonadas —como el Buen Fin o el Ciberlunes— para incentivar la adquisición de diferentes tipos de productos. A ello se suma la escasez programada, que genera en los consumidores la sensación de que los artículos podrían agotarse rápidamente, impulsando compras anticipadas.
Otro aspecto que destaca el Mtro. Torres Ríos es la posibilidad de detectar tendencias. Adelantar la oferta de adornos, colores o estilos facilita a las empresas observar qué es lo más demandado y, a partir de ello, ajustar sus líneas de productos para responder mejor al gusto de las y los compradores.
El académico subrayó que este fenómeno también beneficia a los consumidores tempranos, quienes agradecen evitar aglomeraciones y poder planificar sus compras de manera gradual. Además, señaló que las festividades generan motivación y bienestar emocional, al extender la experiencia festiva desde junio hasta diciembre.